martes, 2 de octubre de 2012

Breve análisis sobre la segunda convención nacional contra la imposición



El pasado 22 y 23 de septiembre se celebró en la histórica ciudad de Oaxaca la segunda convención nacional contra la imposición. Fue en esta misma ciudad donde hace seis años tuvo lugar la apasionante lucha de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) que puso en jaque al entonces gobierno del priísta y represor Ulises Ruíz. Ahora como antes se lucha contra la imposición, la injusticia y la corrupción. Ahora como antes se lucha por medio de acciones no-violentas pero muy fuertes y contundentes que buscan hacer de este un mejor país para todos.


Fueron dos días muy intensos. Mucha discusión sobre cuatro puntos que se trataron en seis mesas donde participaron cientos de personas en cada una de ellas: a) balance político, b) programa de lucha, c) plan de acción y, d) estructuras organizativas.




Se dedicó un día entero al trabajo de las mesas y al día siguiente se realizó una reunión plenaria para acordar los puntos que nos dieran unidad a los ahí presentes. No fue fácil, había muchísimas diferencias, desde teóricas e ideológicas hasta en cuestiones muy prácticas (sobre todo, en cuestiones de procedimientos asamblearios). Pero así es la democracia, la auténtica democracia real donde todos participamos activamente.

Después de muchas horas de debate, que en ocasiones se vio enrarecido debido a varios conflictos, como el concierto que intentaron impulsar los porros de la prepa popular Fresno para el 2 de octubre a nombre del yosoy132 (cuando nunca han ido a una asamblea interuniversitaria), o la fuerte tensión entre miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas con miembros de yosoy132 que llegaron a hacerse críticas no-fraternas. Al final dominó la cordura, la razón y sobre todo la unidad.

Dentro del plan de acción se aprobó lo siguiente:

25 de septiembre: plantón en el congreso de la unión contra la imposición de la reforma laboral
27 de septiembre: marcha del monumento a la revolución al zócalo para manifestarse contra la reforma laboral
2 de octubre: paro nacional de labores, impulsado por estudiantes y trabajadores
3 de octubre: “bloqueo” a televisoras
9 y 10 de octubre: “bloqueo” a varios periódicos
23 y 24 de octubre: “toma” de la secretaria de hacienda
del 2 al 24 de octubre: “ocupa cervantino”
2 de noviembre: día de luto nacional por las víctimas de la guerra contra el narcotráfico así como por la “muerte” de la democracia en México
6 y 7 de noviembre: “toma” de la bolsa mexicana de valores
17 y 18 de noviembre: reunión preparatoria para la tercera convención nacional contra la imposición
1 de diciembre: movilización nacional contra la imposición
2 y 3 de diciembre: tercera convención nacional contra la imposición en México-Tenochtitlán

Sobre el resto de puntos (balance político, programa de lucha y estructura organizativa) hubo poca discusión. En realidad en la reunión plenaria sólo se mencionaron las propuestas y observaciones que se plantearon en cada mesa en cada uno de estos puntos. Aún queda pendiente la publicación de las relatorías de las mesas que recogen toda la discusión, que de verdad fue muy interesante, pero muy compleja de seguir.


                   


Pasemos ahora a realizar algunas observaciones críticas sobre el desempeño de la convención. Seré muy breve. Son seis puntos:

  1. La gente de las asambleas muestra muchísima desesperación e indignación. Esto se traduce en dinámicas muy hostiles en las asambleas, donde la desesperación hace que los participantes no midan sus participaciones y se digan cosas innecesarias que generan falsas discusiones que devienen en auténticas espirales de discusión sin sentido político. Así, en algunos momentos se pasa de diferencias  teórico-prácticas a meras alusiones personales.

    En otros casos, la desesperación se expresa en tendencias muy espontaneístas que tienden a proponer acciones “contundentes” sin considerar las capacidades reales que tenemos en estos momentos (como quienes llegaron a proponer “el derrocamiento de Enrique Peña Nieto y la instauración de un gobierno provisional revolucionario que llamara a la formación de una nueva constituyente”, sin considerar la situación real del capitalismo en México, donde por desgracia la correlación de fuerzas no da para eso). Hay que actuar con el pesimismo del intelecto y el optimismo de la voluntad, y eso significa caracterizar bien la situación concreta mexicana, donde por desgracia aún estamos muy lejos de llegar a una “situación revolucionaria” (en el sentido de  Lenin) y donde aún no hay un “estallido social” (en el sentido de la “huelga de masa” de Rosa Luxemburgo). La desesperación es el peor enemigo de las dinámicas colectivas, porque se contagia rápidamente el malestar de unos cuantos a todos, y con ello tiende a generar prácticas de violencia simbólica (como abuchear las participaciones que no nos gustan, gritar para arrebatar la palabra, sólo escuchar a los que piensan como nosotros, etc.). Esto tiende a inhibir las ganas de participar de muchas de las personas presentes, sobre todo de los nuevos activistas que están en proceso de formación.

    A su vez, la desesperación sólo lleva a la división, pues los desesperados siempre quieren imponer SU postura sobre las otras que no comparten. La desesperación lleva a prácticas autoritarias, que reproducen el verticalismo y no fomentan la horizontalidad. Por eso no hay que desesperarnos. Algo que se puede aprender del 15M es su filosofía del “Vamos lento porque vamos lejos”, lo que significa asumir que los acuerdos verdaderamente incluyentes no se pueden construir en asambleas maratónicas que se realizan de manera muy esporádicas. Se requiere del día a día. Quizá se requieran de asambleas más constantes y menos largas e intensas. Quizá eso sería lo más sano para todos.

    Pero las asambleas de la segunda convención no sólo fueron expresión de desesperación de muchos. La indignación con que llegamos todos fue un formidable contrapeso a los nefastos efectos de la desesperación. El gran coraje y rabia que se tiene contra las injusticias que ocurren día a día en nuestro país es un poderoso motor que motivó a miles de personas al auto-sacrificio. Y esto se expresa en la gran capacidad que tienen los activistas mexicanos de soportar horas y horas las discusiones que en muchas ocasiones se tornan sumamente hostiles para finalmente lograr la unidad que se requiere para avanzar en nuestra lucha. Todas las organizaciones sociales mexicanas se saben débiles si actúan de manera aislada. Y la indignación contra los malos gobiernos hace que estos sean capaces de dedicar horas y horas, incluso días enteros a discusiones que a muchas otras personas suelen desesperar. Por eso las asambleas de México suelen ser sumamente contradictorias, pues puede verse la desesperación y la paciencia convivir en todo momento. La paciencia es una de las mejores cualidades de todo revolucionario, y vaya que en la segunda convención estuvo presente. La desesperación y la paciencia son mediadas por la indignación, que bien canalizado se convierte en entusiasmo.

           
             


  2. Símbolos y prácticas del 15M en la convención. Después de haber pasado seis meses en Madrid, no puedo dejar de asombrarme por el uso que hay de los símbolos asamblearios del 15M en los movimientos sociales de México. Y no sólo los jóvenes del yosoy132 “movían las manos” en señal de acuerdo como hacen nuestros hermanos españoles, sino que también lo hacían los viejos militantes de organizaciones que han luchado por décadas en favor de un mundo más justo para todos. Incluso los campesinos de Atenco, con todo y sus sombreros y machetes, también movían sus manos como el 15M, de tal forma que la juventud y frescura de los actuales movimientos sociales globales se expresan también simbólicamente en los movimientos sociales mexicanos. Se quiso retomar el “método asambleario” del 15M en la convención, pero por muchos motivos no se logró desarrollar asambleas tranquilas y relativamente ágiles (e incluso en algunas ocasiones hasta relajantes) como las asambleas de los barrios del 15M. Y esto tiene que ver con la desesperación y muchos otros vicios asamblearios que arrastran los movimientos sociales mexicanos que son producto de décadas de prácticas sectarias que por desgracia han mantenido débil a la izquierda. Se dijo que no se “votarían” los acuerdos, y fue lo primero que pasó en las mesas de trabajo. Pero lo más importante es que en los hechos la convención no tiene una concepción de pensamiento colectivo que es, en el fondo, la esencia del 15M. En la convención, las propuestas contrapuestas no eran retiradas y como si se tratase de competencias, estas se sometían a votación para ver cuál ganaba. Eso significa que las asambleas aún son vistas como espacios de lucha y competencia entre facciones, y no como espacios de construcción. Faltó mucho “pensamiento colectivo” en la segunda convención.

  3. Los movimientos sociales de México están muy ensimismados. En general todas las discusiones giraban sólo entorno a la problemática específicamente mexicana, tomando como referencia la propia  historia de México, sin contextualizar la problemática particular de México en el mundo. Tampoco se hacía referencia a otros movimientos sociales de otros rincones del planeta que nos ayudaran a pensar mejor lo que acá se está haciendo para así enriquecer nuestra práctica revolucionaria con los errores y aciertos de las experiencias de lucha que ocurren en la actualidad en otros países. A lo más se mencionaba la lucha del 15M, occupy wall street y la mal llamada “primavera árabe” en términos retóricos. Sólo se decía “somos parte de esta lucha global”. Nunca se hicieron análisis comparativos breves de la situación concreta de las luchas de emancipación de México con otros países.

    Una cualidad central del revolucionario es su capacidad de síntesis, y eso nos hace mucha falta en México. Debemos ser capaces de decir mucho con pocas palabras, para aprovechar lo mejor posible el tiempo y los pocos recursos que tenemos para luchar contra el injusto sistema actual. Y esto pasa por ser capaces de sintentizar las experiencias de las principales luchas sociales que hoy día ocurren en el mundo.

    A su vez, poco se trató el tema de la solidaridad con los migrantes de otros países que vienen a México de manera temporal para después irse a los Estados Unidos en busca de empleos más dignos y mejor remunerados. Y lo peor es que esos migrantes sufren en nuestro país de los peores horrores, donde sus derechos humanos son pisoteados. Poco se trató este tema en la convención.

    La solidaridad con los movimientos sociales de otros países y con los migrantes son temas que yo mismo propuse, pero sentí que tuvo poca repercusión real ahí.

  4. La relación entre yosoy132 y el resto de los movimientos sociales. Hubo discusiones fuertes entre yosoy132 y otras organizaciones sociales. Se hacían críticas a 132, que iban desde su “moderación”, su tendencia extremadamente pacifista hasta su propia estructura organizativa. Sin embargo era claro que a pesar de ello, las organizaciones se daban cuenta que sin el apoyo de yosoy132 no lograrían impulsar nada relevante a nivel nacional. 

    A su vez, las diversas células de 132, que venían de prácticamente todo el país, expresaban una seria preocupación por no ser manipulados por nadie. Sin embargo, también eran conscientes que sin el apoyo de las organizaciones sociales no se lograría nada. Lo que se logró hacer con este ejercicio de diálogo fue el reconocimiento mutuo. 132 no constituye un bloque homogéneo de ideas, del mismo modo en que las otras organizaciones sociales tampoco lo son. Hay una enorme pluralidad que aún cuesta muchísimo trabajo articular. Lo que queda claro es que 132 sigue siendo de base esencialmente estudiantil, de muchos jóvenes que están aprendiendo el ABC de la política en la práctica, a pasos agigantados. De momento hubo momentos tensos, donde sindicatos creían que los jóvenes de 132 no apoyarían la lucha contra la reforma laboral, así como creencias infundadas de que los sindicatos ahí presentes no apoyarían el paro convocado para este 2 de octubre.

  5. Comparación entre la primera y la segunda convención nacional contra la imposición. La mayoría de la gente consideró que hubo menos personas en esta convención que en la primera, sin embargo ello se explica por la cercanía geográfica de Atenco con la ciudad de México, así como por el momento de gran efervescencia que se vivió después de las elecciones presidenciales. Hubo menos gente, pero  más organización y mejor nivel en la discusión, aunque también hubo muchas otras organizaciones sociales ausentes. Mientras que en la primera convención se aprobaban prácticamente todas las iniciativas de todos, sin dar discusiones serias, en esta ocasión si se dieron muchas discusiones, que de momento sólo siguen en eso, en discusiones. Sin embargo estas pueden derivar en posiciones más  elaboradas que se expresen en propuestas de acción más precisas y ambiciosas. Parece ser que en definitiva la segunda convención nacional se centró más en combatir todo el régimen social que hizo posible la imposición de Enrique Peña Nieto que en la figura de este personaje en sí. Y ello me parece un avance político muy importante. 

  6. Necedad por centralizar todo en una gran asamblea nacional. Esta tendencia de “centralismo democrático” (que fue la forma organizativa típica de las izquierdas del siglo XX y que ahora es cada vez más anacrónica, y que el propio 132 arrastra con su concepción de "asambleas interuniversitarias nacionales") mostró su agotamiento al tensar muchas veces la discusión entre las acciones posibles a realizar a nivel nacional. Por ejemplo, en el norte del país las condiciones concretas de lucha no permiten impulsar acciones que si se podrían impulsar en el centro y sur del país, donde las organizaciones sociales son más fuertes. Me refiero a paros estudiantiles y laborales de gran escala, bloqueos de carreteras, etc. A su vez, la represión es desigual, siendo más cruel y salvaje en los Estados gobernados por el PRI que en lugares como la ciudad de México. Asambleas y acampadas en las calles se hacen viables en la capital del país, pero no en lugares como Tijuana o Ciudad Juárez donde la violencia del narco es mucho mayor en las calles. Por esa razón es ineficaz intentar centralizar todo en una gran asamblea nacional de lucha. Se requieren de muchas asambleas regionales, autónomas, que logren coordinar acciones directas de acuerdo a las condiciones específicas de cada lugar. Además la enorme pluralidad ideológica y teórica vuelve necesaria la tendencia hacia la autonomía y la descentralización, para así no bloquear acciones que si bien no todos comparten, estas sean llevadas a cabo por quienes si creen en ellas y estén dispuestos a asumir los costos de sus errores sin arrastrarnos a todos. Así evitaríamos problemas como "deslindes" y "bloqueos de acciones".

    De esto, puede citarse el ejemplo del 15M y los movimientos sociales en España, donde no existe una “asamblea ó convención nacional” que aglutine a  todas las expresiones de rebeldía, y aún así, se impulsan acciones muy fuertes y contundentes por medio de "plataformas", como la pasada toma del congreso del 25 y 29 de septiembre que impulsó la plataforma "en pié". Unas asambleas del 15M apoyaron explícitamente esa iniciativa, y otras no, pero esa acción masiva no se bloqueó y si se logró llevar a acabo. La asamblea más fuerte del 15M en Madrid, que es la que se reúne en la plaza del Sol, no apoyó el 25S, pero tampoco la bloqueó. Además, no cargó con la responsabilidad de lo que implicó el impulso de una acción tan polémica como esa, que además fue brutalmente reprimida, y los que cargaron con los principales costos políticos fueron los que la impulsaron. Así debemos ser en México, dejar que se hagan las acciones que incluso no compartimos, pero que ello no nos comprometa a asumir las responsabilidades de los costos que ello implica. Seamos más autogestivos, más horizontales, más autonomistas, más prácticos y menos burocráticos, verticales, centralistas y poco prácticos.

    A modo de conclusión
    La segunda convención nacional contra la imposición representó un espacio plural y democrático que aglutinó a prácticamente todas las expresiones de indignación que hay en México. Se mantuvo la continuidad en el proceso de acercamiento de los diferentes sectores que tienen modos de lucha muy distintos, desde electorales hasta cívicos. Desde estudiantes, pequeños empresarios, campesinos, desempleados hasta obreros, se hicieron valer las voces de los de abajo para articular a ese 99% de la población que es pisoteada y humillada por el 1% que, en esta ocasión se valió de sus instrumentos ideológicos de dominación para imponer a Enrique Peña Nieto en la presidencia de la república. 

    Así que se logró avanzar en el reconocimiento de la pluralidad de las luchas sociales existentes en el país, justo para iniciar la unidad que requerimos para avanzar en la defensa de la justicia y dignidad en nuestro México lindo y querido. Aún hay mucho por hacer y por pensar. ¡Sigamos adelante!
        




1 comentario:

  1. Muy buena información y relato de algo que no muchos estamos enterados, saludos.

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