jueves, 3 de octubre de 2013

¿Los "anarquistas" son los nuevos halcones? Respuesta crítica a un artículo de PROCESO

La revista proceso ha publicado recientemente (3 de octubre de 2013) un artículo de Jorge Carrasco Araizaga titulado "Los nuevos halcones". Se puede ver en el siguiente enlace

Me parece que es errónea la analogía que se propone entre "anarquistas" y los halcones de 1971. Esto es así porque los halcones se usaron para confrontar directamente a los manifestantes (fueron un brazo paramilitar del Estado con la tarea concreta de reprimir a los manifestantes  para tratar de encubrir así la mano de hierro y sangre del gobierno) mientras que los "anarquistas" no se confrontan ni reprimen físicamente a los manifestantes. Debo aclarar que el uso entrecomillado de la palabra "anarquista" la considero correcta porque no todo anarquista genuino participa en la confrontación directa con la policía (como el hecho sucedido el pasado 2 de octubre), ni todo encapuchado que forma parte de esos enfrentamientos es anarquista. Estos pueden asumir otras filosofías políticas (como las diversas corrientes marxistas de la más amplia variedad) o incluso no tener algún pensamiento político definido.



Los "anarquistas" no son un grupo paramilitar del Estado ni nada parecido. Creerlo así es realmente absurdo. No hay nada que pueda servir para sustentar la apresurada analogía que propone el autor del texto aquí criticado, quien parece escribir con una motivación más sensacionalista que analítica. 

Este artículo fomenta la falsa conciencia sobre los procesos reales de conflicto social. Simplifica al extremo a ese complejo sector (encapuchado) que protesta así, con conflicto directo en contra de los cuerpos represivos del gobierno, y contribuye a la división del conjunto de los manifestantes. Se estigmatiza así, desde una publicación tradicionalmente considerada como progresista a un sector que realmente cree que así, con lucha directa con la policía, cambiará las cosas. Lejos de dar el debate de ideas se descalifica de manera prejuiciosa. 

Yo personalmente asumo una posición crítica hacia los encapuchados (me parece más preciso llamarlos así que "anarquistas"), pero lo hago discutiendo ideas y no estigmatizando por medio de prejuicios. Yo creo, junto con el Ché Guevara, que no tiene caso pelear batallas que no estamos seguros de ganar, y que en los hechos sólo desgastan tanto a los activistas como al pueblo en general. Además, me parece que con estas acciones se aleja de la lucha social a la mayoría del pueblo que por desgracia sigue siendo inconsciente y es susceptible de creerse las manipulaciones mediáticas de los mass media. Si bien es una forma de canalizar la tremenda indignación que se produce por el cada vez más injusto capitalismo mexicano, me parece que se pierde más de lo que se gana con estas acciones. No me parece que se dañe en lo más mínimo al sistema. Los "daños" causados a la oligarquía (vidrios rotos, calles destrozadas, etc.) no representan ni el 1% del total de su riqueza. No se afecta en lo más mínimo a la reproducción ampliada del capital ni se hace un acercamiento a las masas de trabajadores para involucrarlos en la lucha social. 

A su vez asumo una postura crítica en contra del tipo de discursos que divulgan gente como Jorge Carrasco los cuales sólo son funcionales al reformismo ingenuo que en los hechos usan al "pacifismo" como medida de contención social que sirve sólo para fines partidistas (sea de apoyo al PRD o al MORENA de Andres Manuel López Obrador que en los hechos han mostrado su incapacidad para canalizar el hartazgo social). Se tiende a legitimar así a los cada vez más anacrónicos partidos políticos mexicanos que se dicen de izquierda, pero que cobran con la mano derecha los millones de pesos que el pueblo paga con sus impuestos. No son más que meros hipócritas disfrazados de "izquierda", que viven en la opulencia mientras el pueblo está cada vez más empobrecido. No obstante debo reconocer que son las bases sociales las que valen la pena, y que es verdad que ellos creen de manera honesta que mediante el juego partidista lograrán impulsar el cambio social. No comparto esta posición, pero reconozco que hay gente honesta aquí también.

Yo estoy en favor de asumir la diversidad de las luchas sociales, de respetar los caminos que asuma el pueblo organizado y concentrar nuestras energías en combatir a nuestro enemigo común: el sistema capitalista. Yo estoy en favor del trabajo de base, del día a día, que ayude a construír experiencias horizontales apartidistas de contra-poder popular. 


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